Balada del autobús 38 El bus número 38 enciende su letrero de a bordo: no hay nada en la parada ¿qué esperas entonces como tonto? ¿Vuelos en invierno? Nunca Todas las dudas desaparecen pero en los ojos del conductor ya las estrellas resplandecen. El tiempo susurra desfavorable para volar, las alas están flojas y los semáforos tartamudean, encendiendo las luces rojas. “La máscara de la muerte roja” diría Edgard Poe pero el bus número 38 hoy no irá al depósito. A los curiosos se les erizan los pelos bajo el gorro invernal cuando el 38 abandona su refugio glacial. Como en el vals dan las vueltas las cabezas y las miradas: el bus vuela al cielo. Allí será la próxima parada “No olviden pagar sus puestos” se oye el eterno bemol, sobre la línea aérea presente hoy se ejerce el control. No diviertan al conductor que está tomando altura. Abróchense los cinturones durante la alzadura. No cancelen los billetes si tienen abono ¡OJO! Cedan su asiento a los ángeles de cierta edad las alas están flo