ANDREI KHADANOVICH de Bielorrusia



Balada del autobús 38


El bus número 38
enciende su letrero de a bordo:
no hay nada en la parada
¿qué esperas entonces como tonto?
¿Vuelos en invierno? Nunca
Todas las dudas desaparecen
pero en los ojos del conductor
ya las estrellas resplandecen.
El tiempo susurra
desfavorable para volar,
las alas están flojas
y los semáforos tartamudean,
encendiendo las luces rojas.
“La máscara de la muerte roja”
diría Edgard Poe
pero el bus número 38
hoy no irá al depósito.
A los curiosos se les erizan los pelos
bajo el gorro invernal
cuando el 38 abandona
su refugio glacial.
Como en el vals dan las vueltas
las cabezas y las miradas:
el bus vuela al cielo.
Allí será la próxima parada
“No olviden pagar sus puestos”
se oye el eterno bemol,
sobre la línea aérea presente
hoy se ejerce el control.
No diviertan al conductor
que está tomando altura.
Abróchense los cinturones
durante la alzadura.
No cancelen los billetes
si tienen abono ¡OJO!
Cedan su asiento a los ángeles de cierta edad
las alas están flojas.
Business class
para los pasajeros con niños…
y la puerta se cierra.

No hay más anuncios del cielo
que llegan hasta la tierra…
El bus vuela arriba,
abajo su sombra sigue la vía.
Controlador de tráfico celeste
se equivoca en la cuenta:
¡38 buses en un día!

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