Bengt Berg, Suecia
No hay abundancia de poemas
El poema puede llegar a hurtadillas
como un gato de negro hocico
o de repente
como una gota de agua desde un cielo azul claro
o aullandooooo
como carro de piropero por la calle de la carrillera
o con cuidado como un pollito enclenque
que sale de la cáscara del huevo adormecido
deslumbrado por la fuerte luz.
Y realmente sucede que alguien en ropa de camuflaje
se te acerca en la calle y te dice:
"buenos días ¿le provoca un poema hoy?"
"Tenemos de esos que son más grandes que el mundo
y más pequeños que un corazón de hormiga"
tú sí, precisamente tu, ó tú. o tu o tu"
que vives en una casita afuera en la noche,
¡tu mismo puedes hacer un poema!
Primero haces una mesa con tablas sanas que huelan a bosque,
y una silla donde sentarse mientras escribes tu poema.
De la oveja recibes suave lana gris para tejer calcetines
porque cuando uno escribe poemas
¡no debe tener frío en los pies!
Lápiz, papel , sólo falta empezar
¡sólo tu puedes escribir tu poema!