Luuk Gruwez Courtrai, Bélgica, El arte de amar
Nulidades con sus letras aunque diestros con los labios y brillantes, a veces, en sus bares: los poetas. Italianos que reservan la mentira más audaz para la mujer más bella y que lloran luego a sus madres muertas: los poetas. Se mantienen eternamente jovenes aún cuando ya los restos de sus almas salen humeando de sus pipas. El que huelan casi invariablemente a arenque ahumado, a calzoncillos sucios, y a leche que se ha puesto agria: para eso, al fin y al cabo, son poetas. Charlatanes, embusteros, engendros del señor. Dios nos libre y nos redima de los poetas. Derraman amor por un solo verso en el que siempre ha de ser ahora. -No les importa que toquen a sus mujeres, pero nadie se atreva a tocarles una coma.